Numerosas teorías criminológicas se han centrado en tratar de dar respuesta a por qué los individuos delinquen, realizan acciones antisociales y exteriorizan comportamientos delictivos. Durkheim (1893) introduce el precedente de esta teoría al explicar que la no realización de la conducta criminal individual puede venir explicada por los efectos inhibitorios que puede tener la integración social o psicológica con otros cuya potencial respuesta negativa, vigilancia o expectativas, regula o constriñe los impulsos criminales. La teoría del control social surge en los años 50 como una posible explicación al fenómeno delincuencial. Hasta ese momento una de las teorías más extendidas asocia la delincuencia a determinadas zonas, sin embargo Reckless y sus asociados se preguntan entonces por qué hay determinados chicos que, viviendo en zonas que parecen ser criminógenas, no delinquen o, dicho de otro modo: si todo individuo cuenta con el potencial necesario para violar las leyes y la sociedad le ofrece numerosas oportunidades para hacerlo, ¿por qué pues, muchos de ellos las obedecen?
Para la teoría criminológica clásica, la respuesta se encuentra en el miedo al castigo. Por el contrario, los teóricos del control, acudiendo a un análisis sociológico, estiman que no es el miedo al castigo el factor fundamental en el momento de explicar el comportamiento del infractor ante una conducta prohibida, sino otros muchos vínculos de aquél con el orden social. El individuo evita el delito –aseguran- porque es el primero en estar interesado en mantener un comportamiento conforme a las pautas y expectativas de la sociedad; porque tiene una razón actual, efectiva y lógica para obedecer las leyes de ésta: la comisión del delito le depararía más inconvenientes que ventajas. Por lo tanto, para las teorías del control social, los controles que impiden que un sujeto realice comportamientos delictivos pueden ser internos o externos. Elementos de control interno pueden ser un buen auto concepto, la creencia en las normas o un autocontrol alto; mientras que el control externo puede venir dado por la vigilancia en la familia, la escuela o el grupo primario. En concreto, el control social de estas teorías se contrapone al control coercitivo, más relacionado con la amenaza y el poder del estado.
Las teorías que se engloban dentro del control social, tratan de comprender y explicar cuáles son los factores o fuerzas que obligan a la mayoría de las personas, la mayor parte del tiempo a comportarse de forma no criminal aún en presencia de oportunidad. Uno de esos factores se centra en que la ausencia de control (social, en este caso) favorece y facilita la desviación; entendiéndose como tal las conductas antisociales, delictivas, criminales etc.
Por otra parte Luis Rodríguez Manzanera indica: “El control social puede entenderse como el conjunto de instrumentos (generalmente normativos), instituciones y acciones encaminadas al cumplimiento de los fines y valores propuestos por el sistema imperante, logrando en esta forma mantener el orden social.” Puede entenderse, por lo tanto, a partir de la definición de Manzanera que la finalidad del control social es la preservación del orden social mediante la restricción (ya sea ésta, formal o informal) de las conductas desviadas. Para que el control social cumpla sus fines, pone en funcionamiento una serie de agencias o instituciones y de operadores, cuyos roles funcionales pueden ser explícitos o implícitos, abiertos o disimulados; pero que, dependiendo de las circunstancias, actúan como agentes de control social.
Braithwaite (1989) realiza una formulación similar de la teoría del control social, relacionando en este caso dicho control social con la vergüenza, definiéndola como la expresión de desaprobación social que se dirige a que el individuo que ha cometido la acción antisocial sienta remordimiento. Goffman también basa parte de su teoría en la relación con la vergüenza, explica que la incomodidad que produce dicha vergüenza crea en el sujeto una fuerte motivación para evitar comprometerse en conductas que generen desaprobación social. Podría entenderse que el individuo puede evitar realizar un comportamiento desviado o antisocial si percibe que; tras hacerlo habrá testigos que le hagan sentir vergüenza e incomodidad por haber transgredido la norma social. (Por ejemplo, un joven puede abstenerse de robar en un supermercado si percibe que hay cámaras, o personas conocidas que puedan observarle para evitar la vergüenza de ser descubierto realizando una conducta poco adecuada)
En esta línea, en la escuela de Chicago podemos encontrar también la aportación de Edwin H. Sutherland, quien plantea que la desorganización social es la causa de la delincuencia y que consecuentemente una mejor organización social disminuirá la criminalidad.
Reckless incluye dentro de las teorías de control social, su teoría de la Contención Social, en ella parte de la cuestión ¿Cómo es posible que un individuo que vive en un área desfavorecida y con elevadas cotas de criminalidad se aleje de la conducta criminal o delictiva? La respuesta se encontraría en la combinación de una serie de mecanismos de contención tanto internos como externos. Dichos mecanismos externos son los que se encuentran relacionados con el control social.
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